sábado, 4 de agosto de 2007

Lo que me salvó (Puerto Real 1949-1952)




Nº 5 Lo que me salvó (Puerto Real 1949-1952)
En el año 1949 se inauguró una escuela a la que llamaron
OBRA SINDICAL – ESCÚELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL- “Fermín Sanz Orrio”
Era gemela a la ESCÜELA DE LA PALOMA DE MADRID. Hoy en día es “Instituto de enseñanza secundaria “Virgen del Carmen” (Puerto Real – Cádiz)
Se construyó con los fondos de las grandes empresas de la región de Cádiz y con el objetivo de formar a los hijos de su personal. Pero se conoce que los obreros no tendrían mucha confianza en el régimen que a su inauguración había muy pocos candidatos como internos.
Ese sería el motivo por lo que el sindicato cedió trece plazas a los niños del Hogar José Antonio de Cádiz. (LOS NIÑOS DE NADIE)
Por eso digo que esa escuela no fue construida para “LOS NIÑOS DE NADIE” como yo. No teníamos a nadie de la familia trabajando en esas empresas (sólo fue una suerte que tuve)
Cuando me anunciaron que me mandarían a esa escuela, yo no salte de alegría creyéndome que serian todas iguales que el Hogar. Pero no tuve más remedio que aceptar, con un poco de optimismo esperando fuera diferente a él.
Recuerdo temblar como una hoja en el examen de ingreso, pero no por miedo a él a pesar de mi retrazo escolar, era más bien porque sería muy fácil me pidieran mi partida de nacimiento. La suerte me acompañó una vez más y como fue un traspaso de un centro al otro, no me la pidieron. En este documento podéis ver que me faltaba la partida de nacimiento y que yo era becario del Hogar José Antonio ¡esos Hogares existieron aún que actualmente han desaparecido sus archivos! ¿Por qué razón? Si decían que había humanidad por “LOS NIÑOS DE NADIE” ¿Qué quieren ocultar al mundo? ¿Le dan vergüenza? ¡Pero si nunca la tuvieron!
Por temor a una expulsión y en cumplimiento de la consigna que me dio mi madre, guardé siempre para mí el decir que yo era hijo de un rojo y siempre con miedo supieran que mi partida de nacimiento no tenía ningún valor.
Guardar un secreto de esa manera no es fácil, y yo nunca tenía visitas para hablar de esas cosas con la familia y me confié a Don Clemente (mi confesor) Le dije quien era yo y le conté el problema. Este sacerdote que era el mejor de todos me aconsejaba que guardara el secreto para mí sólo.
Como ya no tenía ninguna esperanza que mi padre viniera por mí, me dediqué sólo a mis estudios y yo que tenia tantísimo retrazo, mis notas fueron creciendo hasta tal punto que el cuarto año lo hice en Construcciones Aeronáutica S.A (CASA) y no en la escuela.
Fuimos sólo cuatro niños (Los primeros que salimos de esa escuela por orden de Franco) ¡PERO SEGURO QUE NO FUE FRANCO QUIEN ME ESCOGIÓ A MÍ!
No puedo decir que me dieron más privilegios que a mis compañeros. Pero fui tratado por primera vez en mi vida como un niño más. Puedo decir que en esa escuela comí por vez primera como se dice a mi apetito, ya no tenía que andar a paso marcial ni cantar canciones fascistas. Solamente por las mañanas teníamos que asistir a izar bandera (acto obligatorio en esos tiempos) y todo Los días asistir a misa y los domingo y festivos “dos misas” (He oído misa para todo el tiempo que me queda de vida) En esta foto estoy yo (Una mañana corriente antes de empezar la jornada en la escuela de Puerto Real entre los años 1949 y1950)
Para mi eso ya no tenia importancia en comparación al Hogar.
Me encontraba como en un hotel de cuatros estrellas. En las dos vacaciones de verano que pasé en ella, no salí nunca porque no tenia donde ir ni donde comer. Desaparecieron mis vértigos y todo vino normal gracia a ella.
Nos quedábamos muy pocos niños en vacaciones y nos mandaban a los campamentos del Frente de juventudes. Pero eso ya no era nada (sólo era por unos veinte días) y no era lo mismo que en el hogar. No nos pegaban y comíamos bien.

Cuando salí colocado de la escuela de Puerto Real yo me sentía por primera vez que pronto seria un hombre y podría vivir como todo el mundo. Formar una familia y sobretodo poder librar a mi madre de esa silla a y de ese cuartito. Mi entusiasmo era el más grande que hasta el momento había sentido. Yo me sentía el hombre más feliz del mundo, como si me hubiesen liberado de una cárcel y a pesar de mi edad actual, ese colegio lo llevo dentro de mí ya que gracia a él me pude defender en la vida.
Mi entusiasmo fue enorme y muy lejos de pensar que por las consecuencias de la guerra me esperaba aún otro golpe que me seria terrible y me empujaría al borde del suicidio.
Próximo Nº 6 Título – A PUNTO DEL SUICIDIO. (Cádiz 1952-1957)

No hay comentarios: