sábado, 28 de julio de 2007

Campo de concentración


Nº- 4. Título - En campo de concentración (Cádiz 1947-1949)

No hay duda que cuando la directora de ese Hogar (Maruja Cantos) me anunció que ya podía entrar, mi alegría y esperanza que por fin yo sería un niño como los demás fue enorme. Ese Hogar a primera vista, era una maravilla; Parecía una colonia para pasar las vacaciones (algunos le llamaban colonia). Algunas veces se veía a los niños vestidos con un traje de “Príncipe de Gale” Pero no era otra cosa que una máscara de hipocresía y propaganda política.
Ese Hogar no tenía nada de colegio y menos de hogar. Nos desplazábamos siempre a paso marcial peor que los militares y cantando siempre canciones fascistas. La comida tenía mucho que desear y cuando nos daban un plato de lenteja (uno de los mejores) había tantas lentejas como piedras. Teníamos que sacudir el plato para que las piedras se fueran al fondo y poder comer las lentejas con la cuchara y luego chupar las piedras. Y no hablo del trato que nos daban, ya que por mi discreción yo no fui uno de los que más maltrataron, pero no puedo decir lo mismo por muchos de mis compañeros.
Los dos profesores que había eran los que tenían un poco de humanidad, y la asignatura de más importancia era la de Religión (catecismo) Los peores tratos lo recibíamos por parte de los celadores que eran los que siempre estaban con nosotros. Don Carlo y el otro que se llamaba Tortosa, Se ensañaban con nosotros. Te pegaban cada hostia que si conseguían que cayéramos al suelo por la violencia con la que te la habían dado, se les reflejaba en el rostro la satisfacción que sentían.
Sería muy largo contar detalles ocurridos y no es el objetivo de este Blogger. Sólo diré que en esos célebres HOGARES que todo el mundo inoraba la realidad y otros creían que éramos fascistas por que nos veían desfilar por las calles vestidos de falangistas y cantando cancines fascistas ( la Centuria Ramiro Ledesma Ramos) para mí como para muchos de mis compañeros, no era nada más que un “CAMPO DE CONCENTRACIÓN”. Este hecho lo ignoraba todo el mundo y nunca fueron reconocidos como tales ya que casi ningún niño teníamos familia. Los domingos, que eran los días de visita, no venían más de dos persona a visitar algún compañero.
No hace falta os cuente qué clase de disciplina existía en ellos para que hoy en día se comprenda lo que en realidad eran esos HOGARES. No teníamos más remedio que soportarlo para sobrevivir por lo menos yo. Mi única esperanza era que mi padre volviera y me sacara de esa cárcel.
Como yo estaba muy anémico, muchas veces me daban vértigos y me pusieron como apodo “El fatiguiti” Ya nadie me llamaba “El catalán”
Por suerte la subdirectora (la señorita Natalia) me cogió cariño y me escogía muchas veces para acompañarla cuando iba de compra a la ciudad para llevarle los paquetes. No hace falta contar mi satisfacción al poder ver las personas por las calles. Pero un día en el que salí con ella se me destrozó el alma por completo.
Mi madre estuvo ingresada durante unos dos años en el hospital y un día en el que salí con la señorita Natalia (debía de ser entre los años 1948 y 1949) ella me llevó a ver a mi madre a escondida. Ese día mi madre me dió la peor noticia que yo hubiera podido recibir. Me enseñó una foto de una tumba y me anunció que nuestro padre había muerto en Francia en 1942. Ésta es la foto que me mostró.



Es fácil comprender que en ese momento desaparecieron mis esperanzas. Me quedó únicamente el pensar que mi padre había muerto como un héroe al ver esa corona de laurel y esa cantidad de flores. Pensé que los republicanos se la habían ofrecido por su heroísmo. Me sentí orgulloso de él y con la pena de no poder decir a cuatro vientos que mi padre había muerto con honor ya que tenía prohibido decir que yo era su hijo, por miedo a mi avenir.
Desde ese día mi única intención era la de escaparme de ese hogar, a pesar que ya me había acostumbrado a esa disciplina y de que obedecía como un animal y que fácilmente hubiese aceptado la política que me ofrecían. Pero nunca pude olvidar lo que nos hicieron en Barcelona y que me expulsaran de ella. Mi decisión era escapar ocurriera lo que ocurriera. Pensé en robar algo en la despensa del Hogar haciendo como un saco con la funda de mi almohada y meter allí lo robado y salir por la noche. Mientras iba desarrollando mi idea y esperando el momento más oportuno, llegó la única cosa positiva de mi vida “la Escuela de Puerto Real”
Próximo capítulo “Lo que me salvó” (Puerto Real 1949)






sábado, 21 de julio de 2007

"Refugiados en Cádiz" (1940-1946)

Nº 3. Título – REFUGIADOS EN CÁDIZ (1940-1946)

No hay dudas de que a un niño de tres o cuatro años, no se le da ninguna clase de explicaciones. Siempre se procura impedir que vea la violencia. Sólo he contado y cuento lo que acuerdo y lo que oía decir a los mayores.

Nos refugiamos en Cádiz en casa de un tío nuestro por parte materna (Blas García Gutiérrez) en la calle Mateo de Alba nº 6y8

Nos dejaron un cuarto de unos siete metros cuadrados como máximo. Ésta es la foto del edificio. La ventana que se ve encima de la casapuerta era donde vivimos los cuatro. La medida de la habitación era equivalente al de la casapuerta tal como se puede ver en la foto hecha en marzo de 2007.


En ese cuarto hicimos nuestra vida. Nuestra madre durmió hasta el año 1959 sentada en una silla, delante de su máquina de coser y con la cabeza apoyada en el poyete de esa ventana. Ella solicitó un piso al Ayuntamiento a nuestra llegada a Cádiz en 1939, pero no se lo dieron hasta 1959, y gracias a que nuestra madre consiguió una recomendación, como siempre se hacen las cosas en España.

Mis hermanas cuando aún no tenían doce años, empezaron a trabajar como criadas únicamente por la comida. María la mayor, desapareció y se buscaba donde poder dormir y comer. Anita la más pequeña hizo lo mismo, pero ella regresaba a casa y siempre me traía un pedazo de pan que me guardaba de su comida.

Yo, como varón, no podía trabajar de sirvienta. Andaba siempre por las calles como un mendigo comiendo muchas veces lo que me encontraba por los suelos cuando los mercados cerraban en la plaza de abasto. Los domingos y días de fiesta, me alimentaba con las cáscaras de frutas que dejaba el público en las playas. La que menos me gustaba era la del plátano porque la encontraba muy áspera.

Al principio de nuestra llegada, teníamos algo de comer ya que Auxilio Social nos daba un cazo de comida por persona. Pero cuando lo quitaron fue peor para nosotros ya que en esos momentos nuestra madre ya estaba casi paralítica.

Nunca tuve un cepillo de dientes y raramente podíamos tener un jabón verde para lavarnos.

Como no podía estar en ese cuarto tan pequeño durante todo el día, salí desde muy corta edad a la calle para distraerme con los “niños de la calle”, tal como nos llamaban. Me acuerdo muy bien de la primera vez en que salí solo y mis amigos me preguntaron cual era mi nombre. Yo se lo dije y, al mismo tiempo, les dije que me llamaran “el catalán” y así me llamaron siempre y me continúan llamando de la misma manera aún en la actualidad todos los que me conocen y mis primos.

Desde muy pequeño siempre me he sentido orgulloso de haber nacido en Barcelona cosa muy natural en todo el mundo. Y conforme mi edad avanzaba, mi curiosidad de saber por qué me habían echado de Barcelona iba en aumento.. Fue mi madre quien me dijo los motivos. No sabíamos dónde se encontraba nuestro padre, pero siempre tenía la esperanza de que nuestro padre volviera para poder regresar a mi Barcelona.

Nuestra madre decía que si no lo habían matado, debía de estar refugiado en Francia. Mi consuelo era cuando oía a los mayores comentar que “Los otros”, como les llamaban, estaban al otro lado de los Pirineos para volver. ¡Pero nunca volvieron!

Se sabe muy bien cómo sufrió toda España durante la posguerra, pero yo me sentía como el último de los españoles. Caí enfermos de tifus, y de tuberculosis y como casi siempre iba descalzo, todos los meses tenia las anginas inflamadas, llegado a tal punto que el médico de la beneficencia dijo que no me recibiría más si no me operaban.

Ya debía de tener unos once años en esos momentos y por recomendación de una amiga de nuestra madre (señorita Pepa Reiné) que vivía en la Plaza de las Flores y que trabajaba en la farmacia del Hospital Mora de Cádiz, pude operarme en ese hospital. Estuve en la sala San José, cama nº 29. Después de la operación las monjas me pasaron a la sala de los niños y me llamaron “el niño mayor” por ser quien tenía más edad. Las monjas me guardaron durante tres meses en ese hospital porque les daba pena de verme como yo estaba de delgado y porque conocían nuestra situación.

Sin embargo fue un sacrificio muy grande para mi madre el hacerme entrar en ese hospital, ya que le dijeron que para poder entrar tenían que cortarme el pelo. Yo siempre llevaba melena por el hecho de que mi madre no tenía dinero para pagarme el peluquero y me lo cortaba con su tijeras. Aquí tenéis mi foto que fue la primera que me hicieron desde mi nacimiento.



En ese hospital tuve la suerte de que me conociera Sor Teresa Taniñez (una monja de la caridad) Ella me enseñó durante mi estancia en el hospital las primeras letras y los números y cuando los médicos me dieron el alta, esa pobre monja puso unas cajitas de cartón en las salas comunes pidiendo limosna para poderme pagar un colegio. Pero sólo pudo hacerlo durante unos pocos meses. Me puso en el colegio de pago San Jerónimo en la calle de Zaragoza donde me llamaban “el niño de las monjas”. Como me anunciaron que en el siguiente curso pasaría al siguiente nivel (por consiguiente más caro) la pobre monjita ya no podía pagar ese precio y me presentó al principal eclesiástico de los jesuitas (padre Muriel) que tenía su sede enfrente de a la Catedral, para que me buscara un internado. Este cura me llevó al Hogar Escolar José Antonio Primo de Rivera, de Auxilio Social, donde ingresé hacia el mes de octubre o de noviembre del 1947 y con la suerte de no tener que entregar mi partida de nacimiento. Mi madre me dió por consigna de no decir nunca quién era mi padre para que no me expulsaran. Yo sólo decía que era huérfano de padre desaparecido. Fui siempre muy discreto en ese sentido y por consiguiente, mi conducta era intachable tal como me decía la directora, Maruja Canto.

Próximo capítulo En campo de concentración (Cádiz 1947-1949)

sábado, 14 de julio de 2007

los recuerdos más terribles

2º Capítulo “Los recuerdos más terribles” (Barcelona 1938-1939)

No cuento los sufrimientos de la población de Barcelona. Existen miles de libros para informarse y, al mismo tiempo, para alimentar el negocio de las editoriales, imprentas, historiadores, libreros, periodistas, y como propaganda política. Sólo escribo lo que me ocurrió a mí, y a mi familia.
No hay dudas de que para nuestra madre, una mujer enferma con tres hijos pequeños, sin paga y en medio de una guerra, las cosas no debían de ser fáciles. Sólo teníamos como ventaja el pequeño piso donde vivíamos gratuitos por ser ella la portera.
No sé si fue porque nuestro padre luchaba por la República, pero teníamos derecho a un racionamiento o economato, que tampoco sé si era la Generalitat de Catalunya quien lo daba o los militares. La cosa es que yo como no constaba en el Registro Civil “No tenía derecho”
Como mi madre sabía que nuestro padre se encontraba en el castillo de Montjuïc, le mandó a decir, por medio de un compañero, que me registrara para por lo menos, tener derecho a leche. Quizás mi padre tuvo un poco de piedad por mí y por fin me registró.
¡Pero, sorpresa! Cuando mi madre recogió mi partida de nacimiento, vio escrita como fecha de nacimiento, el 05/11/1938 cuando en realidad yo había nacido el 01/09/1935 ¿Cómo pudo hacer ésto mi padre? ¡Esa falsificación no la pudo hacer él solo! ¡Alguien le ayudó! ¿Pero quién? Aquí tenéis la prueba.
Para nuestra madre, no era el momento de reclamar justicia. La justicia no existía en esos momentos, como tampoco existe hoy en día. Lo importante era nuestra alimentación.
Esto debía de ocurrir muy posiblemente en octubre o en noviembre del 1938 puesto que mi padre me registró en ese momento (no creo que fuera otra persona quien me registrara por él), lo que quiere decir que en esa fecha se encontraba realmente en Barcelona.
La sorpresa de nuestra madre fue aún más grande cuando un día que fue a recoger ese suministro, le dijeron que la señora Guardia ya lo había retirado.
En ese momento comprendió los rumores que había oído de que nuestro padre tenía una mujer en Montjuïc (creo que era una miliciana). En el año 2005 he conocido su nombre. ESPERANZA GIMÉNEZ MARTÍN nacida el 01/08/1905 en Cáceres –España.
Como es muy natural, pocos días después nuestra madre con un cuchillo de su cocina, fue a por ella y le dio varios cortes bien profundos en el cuello. Según recuerdo, esto ocurrió muy cerca del hospital de San Pablo de Barcelona. Mi madre decía que se salvó por ese motivo.
Nuestra madre no era una criminal. Hizo lo que toda madre hubiera hecho, si alguien le quita la poca comida que tiene para sus hijos. Esperanza sería o no sería miliciana, pero es un crimen intolerable quitarles el pan a unos niños de tres, cinco y doce años.
A consecuencia de este percance, nuestro padre quería venir a casa a matar a sus tres hijos y a su esposa.Estoy seguro que nuestro padre nunca podría poner sus amenazas en practica ya que nadie lo veía capaz de tal acto y la diría solo en un momento de cólera, pero si sembró el pánico en la familia. Fue un tío nuestro, hermano de nuestro padre, José Guardia Faro quien nos avisó de las intenciones de nuestro papá. Él nos llevó a los tres hermanos a su casa, que estaba en calle Roger de Flor (no me acuerdo del número). Nuestro tío tenía un garaje de reparación de automóviles Renault en la calle Industria. Y a nuestra madre la escondieron en el hospital de la Cruz Roja para protegerla. ¿Veis? nuestro padre era de izquierdas y no era bueno. En los dos bandos había personas buenas y malas.
Todo esto debía de ocurrir entre noviembre del 1938 y febrero del 1939 ya que fue en ese mes cuando la población catalana se refugiaba en Francia y si mi madre hubiese apuñalado a Esperanza antes de octubre del 1938, que fue cuando me registró mi padre no lo hubiese hecho puesto que él me quiso matar.
Nosotros no tuvimos la suerte de podernos refugiar en Francia. Una mujer con dificultad para andar y con tres hijos pequeños ¿hasta dónde podría llegar? si nadie se ocupaba de nadie.
No fueron estos detalles nuestros únicos sufrimientos. Los peores llegaron después de terminada la guerra. Los franquistas vinieron varias veces a casa buscando a nuestro padre. Una de las veces destrozaron todo lo que teníamos y se llevaron todo lo de valor que encontraron diciéndole a nuestra madre que era para REHACER el tesoro de España que se habían llevado los republicanos.
Este hecho fue tan cruel, que hasta cortaron los colchones con navajas y le quitaron incluso su alianza de boda, más los pendientes de oro de de mis hermanas. Lo peor de todo fue que se querían llevar la máquina de coser que era con lo que nuestra madre nos podía mantener (era costurera). Pero gracias a uno de los que vinieron a robarnos, al vernos a todos llorando le debimos de dar pena y le dijo al que mandaba que nos dejara la máquina ya que con ella nos podríamos mantener.
A ese hombre, mi madre le reconoció, y nos dijo que lo había visto algunas veces en compañía de nuestro padre. No sé si era un espía de Franco o uno de los que se cambió la camisa. ¡Hubo tantos!
Muy posiblemente fuimos víctimas de la Ley de RESPONSABILIDADES POLÍTICAS que dictó Franco en febrero del 1939. Será difícil encontrar en los archivos lo que nos hicieron ya que éramos pobres y no teníamos riquezas. Nos quitaron sólo lo poco que teníamos, pero para nosotros lo era todo.
La justicia llama ladrón a quien roba un millón de euros. Pero al que roba un euro a un millón de personas, no le llaman ladrón aunque para la persona robada su fortuna fuera solamente un euro (A eso le llaman justicia)
La penúltima vez que vinieron, nos dijeron que teníamos que abandonar el piso para dárselo a un mutilado de guerra por parte franquista.
Como no teníamos a dónde ir, cuando pasó el plazo vinieron a por nosotros y nos llevaron a comisaría. A nuestra madre, como estaba enferma, se la querían llevar a un sanatorio y a nosotros tres a unas guarderías.
Esa expulsión, sí que tiene que estar en los archivos, ya que fue una orden oficial. En el Ayuntamiento de Barcelona y en el de la policía tiene que haber algo escrito. ¿Por qué no me lo dicen? ¿Quién me expulsó de mi tierra? En los archivos de Hacienda, tienen que estar escritos los nombres de todos los inquilinos. Se puede comprobar si no es verdad lo que declaro y se verá que quien nos remplazó, fue un mutilado militar de la parte franquista.
Una vez más fue nuestro tío José quien acudió en nuestro socorro. Nos sacó de comisaría y nos metió en el tren camino del exilio hacia Andalucía. Sólo pudimos recuperar dos baúles con ropa, más la máquina de coser.
Fue un viaje muy largo que no se me olvida con mucha dificultades porque los puentes estaban destruídos y con la pena de tener que dejarlo todo sin saber qué nos esperaba. Esto fue seguro hacia el final de 1939. Nos encontrábamos sin hogar, sin padre, sin dinero, y abandonados por todo el mundo. A nosotros nadie vino a darnos un trozo de pan. ¡Cuanto hubiésemos preferido ver a los gendarmes franceses con la Cruz Roja! pero no tuvimos esa suerte. Éramos huérfanos de padre y exiliado como los que salieron hacia el extranjero, pero nadie nos reconoce como tales, ni siquiera las asociaciones de refugiados y exiliados actualmente me reconocen como tal, ni responden a mis cartas.
No nos merecemos el honor de ser hijos y huérfanos de un republicano quizás porque nuestro padre no sería de los buenos (para muchos), pero ni mi hermana ni yo tenemos la culpa de nada. No digamos que únicamente los de Franco eran malos. Algunos de la parte republicana, también tienen motivos para callar.
El próximo capítulo saldrá el 22/07/2007. Título – REFUGIADOS EN CÁDIZ (1940-1947)

sábado, 7 de julio de 2007

“Mis primeros recuerdos” (Barcelona 1937)

“LOS NIÑOS DE NADIE”

1r Capítulo “Mis primeros recuerdos” (Barcelona 1937)


Como todo ser humano, algunas veces nos preguntamos ¿cuáles son nuestros primeros recuerdos? Y las primeras fotografías del mundo, que nuestros ojos captó la primera vez que los abrimos.


Como si quisiéramos ver la sonrisa que nuestra madre nos dirigió al vernos. Como buscar la sensación del primer gesto de amor que recibimos por vez primera “El beso de mamá”


Pero todos nuestros esfuerzos son en vanos. Llegamos al mundo con vida, pero nuestro cerebro no está aún desarrollado para que nuestra memoria empiece a guardar esos momentos de verdadero amor.


No creo que mi memoria esté más capacitada que las de otros seres. Ni que yo sea más inteligente (Soy medio analfabeto)

Sólo creo que mis más antiguos recuerdos son los hechos que nos sucedieron durante la Guerra Civil Española y la posguerra. Quizás por ser sólo sucesos horribles como son los recuerdos de una guerra que nunca desaparecieron de mi memoria.


Me parece recordar y oír la voz de mi madre decirles a mis hermanas María y Ana ¡Tened cuidado con el niño que no meta la cabeza entre las columnas! No se vaya a caer a la calle.

Seguro que fue la primera vez que mi memoria empezó a funcionar, y la primera que salí a esa terraza. Y si no me equivoco, yo no tendría aún mis tres años de edad.


Vivíamos en Barcelona (Calle Dos de Mayo nº 300) en un pequeño piso en la terraza de este edificio que hoy en el año 2007 está tal como estaba cuando ocurrieron esos detalles. Como se puede ver por la foto conseguida por Internet.




Era el quinto piso del edificio. Nuestra madre era la portera de ese inmueble. (Por consiguiente el alquiler era gratuito)


Este hecho ocurriría muy posiblemente en el año 1937 en plena guerra de España: ya que yo nací el 01/09/1935.


Cuando yo vine al mundo: según decía mi madre, nuestro padre casi nunca venía a casa porque se metió en política: a tal punto que a mi nacimiento no quiso registrarme. Prefería registrarme en RUSIA con la intención de darme esa nacionalidad. Aunque él fuera mi padre ¿Qué poder tenía de privarme de mi nacionalidad como CATALÁN? ¡Ninguna!


Desde el día en que mi madre me dijo el motivo por el que no me quiso poner en el Registros Civil, comprendí que mi padre era un ROJO, de un rojo oscuro.


Por suerte, nuestra madre era muy católica y me bautizó el 29/09/1935 (A mis 28 días de nacer) en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Barcelona.



Aquí está la prueba de que soy bien CATALÁN y español. Pero en ese momento era un niño sin nacionalidad. ¿Por culpa de mi padre? ¡Posiblemente! Pero yo diría más bien por culpa de su política; él defendía sus ideas y debía de creer, hacer lo mejor para su hijo. Pero fue la peor herencia que pudo dejarme.


Desde mi nacimiento me encontré sin patria, sin padre y olvidado por todo el mundo menos por mi madre que era el sólo sostén que teníamos.


A partir de ese entonces, vivíamos en la miseria con desprecio del régimen de Franco y el olvido completo de los camaradas de nuestro padre. No existíamos para nadie en el mundo. Y menos yo por ser varón y si nacionalidad.


Puedo dibujar el plano de nuestro piso sin error. Recuerdo perfectamente los hechos más terribles que nos ocurrieron como si fueran recientes. Y cuando vi hace muy poco la foto de unos de los refugios de Barcelona, por un momento creí que era el mismo donde no metíamos como rata para protegernos de las bombas.



He leído no hace mucho de viejos como yo, comentar que los niños en los refugios jugaban y no le daban importancia a las bombas. Francamente yo no puedo decir lo mismo. No me acuerdo de haber jugado con nadie en esos boquetes. Ni mi hermana Ana que aún está en vida, no se acuerda de ninguna clase de juego. No era el momento de jugar, solo teníamos miedo y hambre.


Yo lo veía todo oscuro, y sin luz. Para mí todo era negro. Pero en Marzo del 2007 mi hermana me dijo que había lámparas protegidas con mallas de hierro en esos refugios. Es muy posible pero no me acuerdo de haberlas visto.


Ella me dice que nos poníamos contentos porque algunas veces venían ha darnos un pedazo de pan. Posiblemente fuera la Cruz Roja de Barcelona ya que el hospital lo teníamos enfrente de casa. Ellos nos ayudaban algunas veces en nuestro dolor; y mi hermana Ana era quien sacaba las bolas de las tómbolas que la Cruz Roja organizaba.


Toda la población de Barcelona sufrió como nosotros. Pero a nosotros nos faltaba nuestro padre.


Nuestra madre, una mujer sola con hijos de 10, 5, y 3 años viviendo en un quito piso, salir corriendo hacia los refugios cuando las sirenas daban la señal, no era cosa fácil. Ella se iba con una vecina que era de Galicia (la Gallega) a robar uvas por las noches a los campo para podernos mantener

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Nuestro padre venía a casa de cuando en cuando, sólo para hacer el amor como una bestia con nuestra madre y de esos actos nació mi hermano un año después que yo (Ramón) que murió a los doce meses de nacer. Mi madre me dijo que había fallecido de un susto de una bomba. Y a mi hermana Ana que fue de una infección al vientre por los cambio de leche. Sea de lo que fuera, esa criatura murió sin que su padre lo viera. Casi como yo; y seguro que ni siquiera fue registrado. ¿Por qué razón lo registraría si no lo quiso hacer conmigo? Nuestro hermano murió muy posiblemente en 1937. Y nuestro padre acusado de rebelión, entró en prisión el 02/07/1937.


Por la fecha en la que fue condenado y el motivo, muy posiblemente perteneciera al POUM y fuera uno de sus fundadores. Ya que desde mi nacimiento empezó a faltar de casa y el POUM se fundó en Barcelona en ese mismo mes y año.


Según nuestra madre: él estuvo encarcelado y lo cambiaron por otros prisioneros. Todo esto sería manejo de la República y de los partidos de izquierdas, puesto que era en los momentos de la revuelta de Mayo del 1937 en Barcelona cuando lo condenaron (255 días de cárcel) y en 1938 lo cambiarían por otros por algún motivo de interés.


La cosa es que no venía nunca a casa y nuestra madre nos decía que estaba en el castillo de Montjuïc haciendo la guerra para defender Barcelona y la República. Nos decía que comandaba las baterías del castillo de Montjuïc.

Y según mi hermana Ana, me dijo que la última vez que lo vimos, fue un día que fuimos todos al castillo y nos guisó un conejo. Muy posiblemente sea verdad ya que ella tenía y tiene dos años más que yo. Pero ese detalle, no lo recuerdo, así como tampoco el físico de nuestro padre.


Siempre he pensado que era comandante ya que me decían que comandaba. Pero he descubierto hace poco que no era comandante.


También nos dijo que lo habían hecho comisario. Y siempre pensé que sería comisario de guerra. Pero yo también me equivocaba en ese sentido. Era verdad que lo proclamaron comisario, pero político. (Descubierto recientemente)


No sé con certeza cual fue el motivo de abandonar a sus hijos y esposa por defender unas ideas, las cuales fueron las culpables de la destrucción de nuestro hogar. Fuera por sus ideas políticas, o por defender Barcelona, Cataluña, España o su propio interés ¡No lo sé aún! Pero nos trajo la ruina a casa.


La única cosa que sé, es que el fruto de sus esfuerzos no ha servido para nada positivo. Ya que hoy en día después de 70 años, ni siquiera tenemos derecho a saber la verdad. Y el Gobierno actual de España, que se dice ser democrático y de izquierdas, no hace nada para reconocer lo que perdimos. Y eso que se lo presento todo fácilmente.


En el año 2005, encontré una tumba con el nombre de nuestro padre en Francia. Y me niegan toda clase de ayuda para que tengamos la certeza de que es realmente nuestro padre. Y el mismo comportamiento recibimos por parte de las autoridades francesas. ¿Por qué? ¿No nos merecemos como mínimo que nos digan de qué murió y por qué en zona de ocupación alemana? ¿Es mucho pedir?


La única ayuda que he tenido por el momento es por parte de la Generalitat de Catalunya, a quien pido disculpas porque siempre pensé que fue ella la culpable de nuestro destierro.


Sólo por ese motivo me siento orgulloso de haber nacido en Barcelona, aunque solamente yo; he presumido de ser CATALÁN ya que nunca nadie lo ha querido reconocer.


Últimamente en el año 2006, he encontrado algunas personas que me reconocen como “CATALAN” (GRACIAS)


Próximo comentario saldrá el 14/07/2007.Título “Los recuerdos más terribles” (Barcelona 1938-1939)