sábado, 14 de julio de 2007

los recuerdos más terribles

2º Capítulo “Los recuerdos más terribles” (Barcelona 1938-1939)

No cuento los sufrimientos de la población de Barcelona. Existen miles de libros para informarse y, al mismo tiempo, para alimentar el negocio de las editoriales, imprentas, historiadores, libreros, periodistas, y como propaganda política. Sólo escribo lo que me ocurrió a mí, y a mi familia.
No hay dudas de que para nuestra madre, una mujer enferma con tres hijos pequeños, sin paga y en medio de una guerra, las cosas no debían de ser fáciles. Sólo teníamos como ventaja el pequeño piso donde vivíamos gratuitos por ser ella la portera.
No sé si fue porque nuestro padre luchaba por la República, pero teníamos derecho a un racionamiento o economato, que tampoco sé si era la Generalitat de Catalunya quien lo daba o los militares. La cosa es que yo como no constaba en el Registro Civil “No tenía derecho”
Como mi madre sabía que nuestro padre se encontraba en el castillo de Montjuïc, le mandó a decir, por medio de un compañero, que me registrara para por lo menos, tener derecho a leche. Quizás mi padre tuvo un poco de piedad por mí y por fin me registró.
¡Pero, sorpresa! Cuando mi madre recogió mi partida de nacimiento, vio escrita como fecha de nacimiento, el 05/11/1938 cuando en realidad yo había nacido el 01/09/1935 ¿Cómo pudo hacer ésto mi padre? ¡Esa falsificación no la pudo hacer él solo! ¡Alguien le ayudó! ¿Pero quién? Aquí tenéis la prueba.
Para nuestra madre, no era el momento de reclamar justicia. La justicia no existía en esos momentos, como tampoco existe hoy en día. Lo importante era nuestra alimentación.
Esto debía de ocurrir muy posiblemente en octubre o en noviembre del 1938 puesto que mi padre me registró en ese momento (no creo que fuera otra persona quien me registrara por él), lo que quiere decir que en esa fecha se encontraba realmente en Barcelona.
La sorpresa de nuestra madre fue aún más grande cuando un día que fue a recoger ese suministro, le dijeron que la señora Guardia ya lo había retirado.
En ese momento comprendió los rumores que había oído de que nuestro padre tenía una mujer en Montjuïc (creo que era una miliciana). En el año 2005 he conocido su nombre. ESPERANZA GIMÉNEZ MARTÍN nacida el 01/08/1905 en Cáceres –España.
Como es muy natural, pocos días después nuestra madre con un cuchillo de su cocina, fue a por ella y le dio varios cortes bien profundos en el cuello. Según recuerdo, esto ocurrió muy cerca del hospital de San Pablo de Barcelona. Mi madre decía que se salvó por ese motivo.
Nuestra madre no era una criminal. Hizo lo que toda madre hubiera hecho, si alguien le quita la poca comida que tiene para sus hijos. Esperanza sería o no sería miliciana, pero es un crimen intolerable quitarles el pan a unos niños de tres, cinco y doce años.
A consecuencia de este percance, nuestro padre quería venir a casa a matar a sus tres hijos y a su esposa.Estoy seguro que nuestro padre nunca podría poner sus amenazas en practica ya que nadie lo veía capaz de tal acto y la diría solo en un momento de cólera, pero si sembró el pánico en la familia. Fue un tío nuestro, hermano de nuestro padre, José Guardia Faro quien nos avisó de las intenciones de nuestro papá. Él nos llevó a los tres hermanos a su casa, que estaba en calle Roger de Flor (no me acuerdo del número). Nuestro tío tenía un garaje de reparación de automóviles Renault en la calle Industria. Y a nuestra madre la escondieron en el hospital de la Cruz Roja para protegerla. ¿Veis? nuestro padre era de izquierdas y no era bueno. En los dos bandos había personas buenas y malas.
Todo esto debía de ocurrir entre noviembre del 1938 y febrero del 1939 ya que fue en ese mes cuando la población catalana se refugiaba en Francia y si mi madre hubiese apuñalado a Esperanza antes de octubre del 1938, que fue cuando me registró mi padre no lo hubiese hecho puesto que él me quiso matar.
Nosotros no tuvimos la suerte de podernos refugiar en Francia. Una mujer con dificultad para andar y con tres hijos pequeños ¿hasta dónde podría llegar? si nadie se ocupaba de nadie.
No fueron estos detalles nuestros únicos sufrimientos. Los peores llegaron después de terminada la guerra. Los franquistas vinieron varias veces a casa buscando a nuestro padre. Una de las veces destrozaron todo lo que teníamos y se llevaron todo lo de valor que encontraron diciéndole a nuestra madre que era para REHACER el tesoro de España que se habían llevado los republicanos.
Este hecho fue tan cruel, que hasta cortaron los colchones con navajas y le quitaron incluso su alianza de boda, más los pendientes de oro de de mis hermanas. Lo peor de todo fue que se querían llevar la máquina de coser que era con lo que nuestra madre nos podía mantener (era costurera). Pero gracias a uno de los que vinieron a robarnos, al vernos a todos llorando le debimos de dar pena y le dijo al que mandaba que nos dejara la máquina ya que con ella nos podríamos mantener.
A ese hombre, mi madre le reconoció, y nos dijo que lo había visto algunas veces en compañía de nuestro padre. No sé si era un espía de Franco o uno de los que se cambió la camisa. ¡Hubo tantos!
Muy posiblemente fuimos víctimas de la Ley de RESPONSABILIDADES POLÍTICAS que dictó Franco en febrero del 1939. Será difícil encontrar en los archivos lo que nos hicieron ya que éramos pobres y no teníamos riquezas. Nos quitaron sólo lo poco que teníamos, pero para nosotros lo era todo.
La justicia llama ladrón a quien roba un millón de euros. Pero al que roba un euro a un millón de personas, no le llaman ladrón aunque para la persona robada su fortuna fuera solamente un euro (A eso le llaman justicia)
La penúltima vez que vinieron, nos dijeron que teníamos que abandonar el piso para dárselo a un mutilado de guerra por parte franquista.
Como no teníamos a dónde ir, cuando pasó el plazo vinieron a por nosotros y nos llevaron a comisaría. A nuestra madre, como estaba enferma, se la querían llevar a un sanatorio y a nosotros tres a unas guarderías.
Esa expulsión, sí que tiene que estar en los archivos, ya que fue una orden oficial. En el Ayuntamiento de Barcelona y en el de la policía tiene que haber algo escrito. ¿Por qué no me lo dicen? ¿Quién me expulsó de mi tierra? En los archivos de Hacienda, tienen que estar escritos los nombres de todos los inquilinos. Se puede comprobar si no es verdad lo que declaro y se verá que quien nos remplazó, fue un mutilado militar de la parte franquista.
Una vez más fue nuestro tío José quien acudió en nuestro socorro. Nos sacó de comisaría y nos metió en el tren camino del exilio hacia Andalucía. Sólo pudimos recuperar dos baúles con ropa, más la máquina de coser.
Fue un viaje muy largo que no se me olvida con mucha dificultades porque los puentes estaban destruídos y con la pena de tener que dejarlo todo sin saber qué nos esperaba. Esto fue seguro hacia el final de 1939. Nos encontrábamos sin hogar, sin padre, sin dinero, y abandonados por todo el mundo. A nosotros nadie vino a darnos un trozo de pan. ¡Cuanto hubiésemos preferido ver a los gendarmes franceses con la Cruz Roja! pero no tuvimos esa suerte. Éramos huérfanos de padre y exiliado como los que salieron hacia el extranjero, pero nadie nos reconoce como tales, ni siquiera las asociaciones de refugiados y exiliados actualmente me reconocen como tal, ni responden a mis cartas.
No nos merecemos el honor de ser hijos y huérfanos de un republicano quizás porque nuestro padre no sería de los buenos (para muchos), pero ni mi hermana ni yo tenemos la culpa de nada. No digamos que únicamente los de Franco eran malos. Algunos de la parte republicana, también tienen motivos para callar.
El próximo capítulo saldrá el 22/07/2007. Título – REFUGIADOS EN CÁDIZ (1940-1947)

No hay comentarios: